Bogotá sin habitantes, Bogotá con visitantes

Por: Isabela Recio. Corresponsal en Bogotá.

Por estos días de finales de fiestas y comienzos de año, al tiempo que el nuevo alcalde Gustavo Petro y su gabinete asumen sus cargo y los grandes desafíos de una urbe de ocho millones de almas, Bogotá toma otro matiz.

Sus atractivos, ofrecidos a 2.600 metros más cerca de las estrellas sobre una extensa planicie en la Cordillera de los Andes, son disfrutados por extranjeros y paisanos mientras decenas de miles de sus habitantes habituales viajan para descansar o romper la rutina, visitando a seres queridos en otros puntos de la geografía colombiana.

Mientras los bogotanos salen, los otros entran por oleadas. En efecto, sólo en 2010 Bogotá fue el destino final del 51% de los visitantes que llegaron a Colombia. Un porcentaje importante que llega atraído por un viaje de negocios, el deseo de conocer la capital, visitar sus reconocidos hitos culturales como el Museo del Oro, Museo Nacional o el Museo de los Niños.

También lo hace por motivos más lúdicos como bailar o comer en Usaquén o la Zona Rosa, entre otros lugares de diversión. Tampoco faltan los que no resisten rodar por las calles en Transmilenio, su reconocido sistema de transporte público; visitar el cerro de Monserrate, o simplemente tomar el delicioso chocolate santafereño con almojábana.

 

Viajando a las cercanías

Entre tanto, la gente que habita la ciudad goza de vacaciones emigrando a lugares de veraneo cercanos, como Apulo, Tocaima, La Mesa, y Melgar. Otros apuntan más lejos, tal vez añorando sus lugares de origen, y van a la Costa Atlántica o Pacífica, al Valle del Cauca, o a la Zona Cafetera.

En todo caso ahora que las lluvias pasaron, al igual que las fiestas decembrinas, hay mucho más espacio, menos contaminación, más verde y más sol.

Los centros comerciales atestados hacen apenas unos días gracias a las compras navideñas, hoy son recorridos por cucuteños, boyacenses o pastusos como Héctor García, quien trajo a sus padres. “Nos contaron que Bogotá había cambiado para bien, yo había venido hace unos 10 años y sí, la ciudad está más llena de construcciones. Mis padres no la conocían y creí que era el momento, cuando está más desocupadita”, dijo a Colombia Hoy mientras saboreaba una almojábana.     

En cuanto a los visitantes extranjeros a Colombia, el número ha crecido un 9% anualmente durante los últimos cinco, igual que la tasa de ocupación hotelera que, en promedio, ha sido del 65%. Algo parecido a lo sucedido en 2008. Del total de visitantes extranjeros que vinieron a Colombia, el 51% tuvo como destino final Bogotá.

Ahora da gusto caminar por el sector comercial de la carrera 15; montar en bicicleta por las ciclo-vías que la circundan la ciudad y han servido de modelo a otras del planeta. O simplemente para ir a comer un picadillo de frutas tropicales en el Parque Nacional y ver a Camila, una interesante muñeca gigante

e interactiva que enseña el funcionamiento del cuerpo humano.

 

Punto de encuentro

Definitivamente esta es la época ideal para visitarla porque sus atractivos turísticos son mucho más acogedores. No te dejan dudas de que es una ciudad tan diversa como el país entero, donde todas las culturas de sus muchas regiones tienen cabida.

Además de punto de encuentro de Colombia, Bogotá es el centro cultural más importante de Colombia y un lugar con decenas de sitios por conocer y entretenidas actividades por realizar.

Sería imperdonable dejar de mencionar su gastronomía, tan rica en variedad como en sabores y que facilita al paladar un recorrido por la zona cafetera, la alegría de la región Caribe, pasando sin falta por el legado de la cocina boyacense y vallecaucana. Aquí se concentra todo lo mejor de Colombia y de latitudes distantes. Lo podemos comprobar en platillos típicos como las llamadas fritangas, sopas de todas las clases, entre las que destacan tanto el celebre ‘Ajiaco Santafereño’ como los sancochos. Y sin olvidar, por supuesto, golosinas internacionalmente conocidas como el postre de natas, o la cuajada con melao.

Disfrutando la ciudad que describo no puedo dejar de pensar que el alcalde y su gabinete desearían que esta que se vive en esta temporada, sin sus célebres ‘trancones’, fuera la Bogotá cotidiana. La que les va a tocar manejar en un mes cuando todos vuelvan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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