Editorial julio 2012

Y pensar que algún día usted también fue un espermatozoide, tan insignificante, tan imperceptible y quizá hasta tan molesto, que seguramente estaba dañando los planes de sus progenitores. Sin embargo, el tiempo pasó y con toda la belleza de la vida “aunque a veces duela tanto… siempre hay alguien que nos quiere”, como dice un verso de la canción que hiciera famosa Jorge Celedón.
Nunca es un buen momento para traer un hijo al mundo; es lo que erróneamente piensan algunos, que por si se es muy joven o por el contrario porque el peso de los años ya no deja sacar juventud del pasado; que si se daña la vida, la carrera; que por el que dirán y por otros tantos motivos que se anteponen a lo que debe de ser primero, la vida. Son muchos los que quizá no estábamos en los planes de nuestros padres y sin embargo, aquí estamos; muchos años después de seguramente haberles dado tremendo susto. Porque contrario a las historias rosa, no todos llegamos a este mundo después de haber sido debidamente planeados y deseados.
El otro día escuché como una señora profesional le recomendaba a un entusiasmado papá, quien mostraba la ecografía de su hijo, qué debía hacerse su esposa para saber si su hijo venía en buenas condiciones, especialmente que no tuviera síndrome de Down.
Me estremeció escuchar la ignorancia de este personaje. Las personas Down tienen una manera diferente de aprender, con una estimulación adecuada podrían llegar a desempeñarse como cualquier otra persona sin el síndrome; además son seres muy cariñosos, que se convierten en el resplandor de sus familias.
La decisión de optar por la vida, así se encuentre en etapas iniciales, siempre está en nuestras manos, la vida es bella.
Felicidades a los colombianos en la celebración de sus 202 años de independencia, ojalá que muy pronto estén festejando aniversarios de haber logrado la paz.

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