Desde su fundación como capital del “Nuevo Reino de granada”, la ciudad acogió una activa vida religiosa y cultural, a pesar de la descendencia española, los propios o llamados “criollos” defendían sus costumbres y tradiciones. A finales del siglo XIX, la ciudad contaba con 96 mil habitantes, en el siglo XX un millón de habitantes y en la actualidad, superamos los ocho millones.
Dentro de las tradiciones y costumbres transmitidas por familias enteras al pasar de los años, los bogotanos de pura sepa aún involucran en su vida cotidiana gustos, tipos de comida, pasa tiempos y quehaceres de más de 300 años, con cambios dados por la tecnología y los avances de la sociedad.
La rumba es en casa”:
Anteriormente los bailes y reuniones en las casas se realizaban en la noche a la luz de la vela para dar la bienvenida a alguna autoridad o persona muy importante, celebrar algún triunfo político o eventos religiosos y para celebrar la Navidad. Allí se bailaba al son de la música ejecutada por violines, violonchelos, cornetas de llaves y piano, a veces de guitarras, tiples, liras, arpas y monocordios para amenizar la reunión. Al terminar una pieza de baile las hijas volvían a ocupar el lugar junto a sus madres o amigas.
Estas reuniones eran una de las pocas fuentes de distracción para los habitantes en la noche, pues no había cafés, restaurantes, bares u otros establecimientos que atrajeran a la gente “de bien” afuera de sus casas a esas horas.
Además en las celebraciones fumaban, jugaban naipe; en él se apostaba dinero, lo cual lo hacía más atractivo para los participantes y espectadores y y cenaban.
Hoy no se necesita de una fecha especial para celebrar, basta con tener un amigo para prender la fiesta, un laptop, reproductor mp3, iphone o en su defecto un equipo de sonido, anima la reunión, además entre más tarde inicie la pachanga mucho mejor. Entre los participantes es poca la tertulia, los invitados beben, comen y bailan hasta que salga el sol.
“Descanso dominguero”:
Para romper la monotonía del trabajo el último día de la semana, muchos salían a caminar por las principales calles luciendo sus mejores prendas. En la calle real brillaban los zapatos que chirreaban de lo nuevos. Algunos pasaban el día en los parques de la ciudad, mientras otros salían a cabalgar, caminar o se iban a las orillas de los ríos a hacer sus paseos campestres.
Era común ver este día a niños de calzón corto jugando en las calles rayuela, pipa, pirinola, lanzaban trompos o jugaban tiragallo.
Hoy los capitalinos no contamos con ríos apropiados para un “picnic” o paseo de olla, por eso prefieren ir a cine, caminar y caminar los múltiples centros comerciales de la capital, almorzar en casa de familiares, hacer deporte en la ciclovía o quedarse todo el día en casa viendo películas y comiendo crispetas. Los más pequeños prefieren sus juegos electrónicos y no salir ¿para cansarse?
“Mi casa, tu casa”:
Bogotá estaba constituida casi en su totalidad por casas, la mitad de los santafereños residían en ellas, de acuerdo con el censo de viruelas de 1801, el panorama habitacional estaba conformado por casas, tiendas, bohíos y/o casas pajizas. Había casas de uno y dos niveles, éstas se conocían como bajas y altas respectivamente.
Teniendo en cuenta las actividades realizadas al interior de la casa, estas tenían áreas sociales y privadas, donde la visita se atendía en la sala, además este era el lugar para mostrar, por ende el espacio mejor cuidado y mas finamente decorado.
Hoy ya no hay bohíos ni casas pajizas, sin embargo hay viviendas precarias hechas de materiales como cartón, madera y lata. Siguen habiendo casas de uno dos y hasta tres pisos, además aparecieron los confortables y cómodos apartamentos. Cualquiera que sea el tipo de vivienda, en la sala, la cocina, las habitaciones y si nos descuidamos hasta en el baño entrará el vecino. Nuestro hogar ya no es tan nuestro, ahora es de todos.
“Y para comer que se te antoja”
Anteriormente los capitalinos realizaban cinco comidas durante el día: a las siete y diez de la mañana, a la una o dos de la tarde, a las cinco o seis y a las nueve o diez de la noche. Alimentos como el chocolate caliente con queso, los amasijos, el ajiaco, la gallina, los turrones, confituras, chicharrones y caramelos, eran alimentos consumidos con frecuencia en los hogares de la capital.
Servir la comida, el postre y las bebidas y colaboraban con el lavado de las manos, para lo cual llevaban fuentes con agua y paños para el secado; también podían realizar la oración que antecedía el comer.
Esta tradición culinaria sigue manteniéndose en muchos casos, acogiendo también por obvias razones el sazón internacional como el de la comida mexicana, muy común en Bogotá, la comida italiana y por supuesto las grasosas pero muy deliciosas comidas rápidas (hamburguesas, perros calientes, pizzas, papas a la francesa). Hoy la mayoría de los ciudadanos no comen 5 veces al día, por el ajetreo diario, la falta de tiempo, el stress o por mantener la figura, si al caso consumen alimentos de importancia dos veces al día.
“Tienda, charcutería y almacén, todo en uno”
Las tiendas anteriormente eran destinadas para fines comerciales y/o artesanales, allí se vendía todo tipo de productos, en un solo lugar los ciudadanos podían conseguir botas con llaves de plata, ollas de hierro, toldos, pellones quiteños, platos de peltre, botellas, frascos, pelotas de caucho y hasta calzones. Las tiendas predominaban en los barrios cercanos a la Plaza Mayor, como La Catedral y San Victorino.
Desde entonces tenían zonas especiales en la ciudad donde se encontraban productos diferentes o artículos de mayor lujo y belleza, pues era fácil encontrar finas joyas, cubiertos en plata, sombreros para señora, ropa para ambos sexos, cristales nativos y piedras preciosas como topacios brasileños de varios matices, esmeraldas colombianas, diamantes, rubíes y amatistas.
Las tiendas solían ser un sitio propicio para reunirse a charlar, fumar, “chismosear” y pasar un buen rato, durante o después del trabajo. Esta práctica social estaba prohibida en algunas tiendas ya que dificultaban la función comercial, por eso se colocaban avisos en la entrada del negocio con leyenda como: “La tertulia perjudica” o “No se admite la tertulia”.
Hoy Bogotá tiene más de un millón de establecimientos comerciales, unos especializados, como tiendas de comida, de ropa, de juguetes, electrodomésticos, de zapatos y otros que aún se dedican a vender de todo lo que se les ocurra a precios económicos, en la ciudad se conocen como “agáchese” o “el todo a mil” dedicados a la comercialización de diferentes productos, encontrando desde una aguja, hasta un par de zapatos de moda.
Al mediodía, por ejemplo, las tiendas y los negocios cesaban sus labores durante una o dos horas, tiempo en el que los capitalinos, además de almorzar, realizaban una siesta.
Hoy Bogotá es una ciudad cosmopolita, que se expande hasta donde puede, para los lados, hacia lo ancho, de frente, de fondo; faltando poco para llegar al límite y hacia arriba la meta es el cielo. Bogotá es la casa de paisas, costeños, caleños, vallecaucanos y boyacenses entre otras muchas regiones; será eternamente nuestra, la de todos los que la amamos, porque Bogotá es y será siempre el “reflejo de nuestra historia”.
Información de la Alcadía de Bogotá.